Hay un viejo dicho campestre que dice: “el ladrón ve a todos de su condición” y es una medida de las circunstancias actuales, donde una oposición con posición parlamentaria fuerte, con ejecutivos en gobernaciones y municipios, se ha dedicado desde el inicio mismo de la Pandemia, a combatir cada una de las políticas sanitarias que se decidieron en función de proteger la vida de los argentinos. No sucedió esto en ningún país del mundo, sólo grupos extremistas filo nazis, repitieron las consignas que acá se enarbolan desde la oposición.
Uno a uno sus argumentos opositores fueron cayendo: que el daño económico sería insuperable, denostando la vida como prioridad, y hoy se está creciendo a niveles superiores de la “normalidad” desastrosa del heredada; que el virus “no existía”; que la Pandemia era una excusa para limitar las libertades individuales; que las vacunas no servían; quemaron barbijos en Plaza de Mayo; promovieron convocatorias anti vacunas; dijeron que la Spunick era una vacuna de descarte; empujaron a una presencialidad suicida con sus saldos de muerte y dolor social profundo; plantearon que las vacunas se hicieron vip y todas las cataratas de imputaciones falsas, promovidas por su aparato amplificador y socio mediático.
Sin dudas tuvimos que enfrentar la reconstrucción de un sistema sanitario arrasado, devastado por políticas de desprecio por lo público, epidemias de sarampión y dengue producto de la desidia y corruptela con millones de vacunas vencidas, hospitales sin insumos, trabajadores de la salud maltratados salarial y emocionalmente, perseguidos y castigados por sus reclamos, reprimidos. Esa primer batalla la enfrentamos reconstruyendo el sistema, ampliando camas y UTI, construyendo 12 hospitales móviles y terminando 4, que languidecían desde 2015 en un 90% de construcción. No hacen falta, decía la ex gobernadora, como también expresaba que los docentes no le torcerían el brazo del ajuste y clausuró las paritarias.
Es duro tener que recorrer ese camino de recuerdos tristes en medio de una guerra, que supondría el concurso organizado de todo el pueblo argentino sin distinción, ante la invasión de un virus, invisible pero letal, de magnitud insospechada que ocasiona decenas de miles de muertos
Sabíamos que al virus sólo se lo vence con ASPO y con DISPO, siendo la batalla final las de las vacunas, esa que al final brinda la inmunidad comunitaria. Pero esa guerra interna, de “fuego amigo”, de ataque artero por la espalda en plena batalla, que no define sólo anti peronismo, son enemigos de la Patria y el Pueblo, al colocar de rehenes a 45 millones de argentinos.
No tienen humanidad quienes proceden especulando con la muerte, son tan canallas como criminales, toman decisiones sabiendo que afectan al conjunto social al cual dicen pertenecer.
Dudo de su pertenencia, ya que muchos “huyeron” del país a buscar paraísos fiscales que resguarden sus fondos bien o mal habidos. Solidaridad social cero, no gozan del aprecio de la población, se les ha perdido el respeto ante semejante actitud egoísta, que los lleva a vivir en un auto exilio, que sufrirán, más temprano que tarde, ante la falta de afectos sociales cercanos.
Es entonces cuando debemos analizar nuestros propios comportamientos ante esta situación compleja de guerra, siendo un error avocarse al análisis permanente de la agenda del enemigo, repitiendo como un mantra diariamente sus provocaciones, les hacemos de amplificador. Ellos son minoría política con voz mayoritaria en lo mediático, y quieren hacer creer al conjunto de los argentinos, que nosotros somos minoría.
Se llama proceso de colonización cultural, de ocupación del espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo, que nosotros reforzamos repitiendo sus provocaciones, la mayoría de las cuales son producto de elaboraciones de grupos de ideas, que intentan apretar y silenciar nuestra agenda propositiva, mucho más rica en esperanzas y anhelos compartidos de salud y utopías.
Entonces en esta guerra tenemos tres batallas por librar y las estamos dando pero a veces cuesta comunicarlas, ante tanto misil periodístico del enemigo.
La primera fue y sigue siendo la reconstrucción del sistema sanitario argentino y su propuesta hacia delante de la formulación de un nuevo plan nacional de salud que integre los subsistemas fragmentados solidarios.
La segunda batalla en pleno desarrollo la que ubica a la Pandemia como campo de una lucha con final ya previsible, en donde la conjunción vacunas, cuidados, y medidas de prevención y cuidado de la vida comunitaria, eviten la mayor cantidad de contagios posibles y de muertes, controlando la situación sanitaria.
La tercera es la que nos resultaba ajeno e impredecible al sector salud, tener que asumir una batalla contra nuestros propios compatriotas, que se comportaron como quien irrumpe sucio a un quirófano, infectando al hospital o quien demuele la credibilidad en los médicos tratantes o deteriora diariamente las políticas públicas en salud.
Entonces no se trata de una grieta, porque la misma se compone de dos sectores iguales cuando rompe un témpano o se abre la tierra por una sequía, ambos lados son iguales; acaso somos iguales quienes combatimos por la vida y quienes lo hacen consciente o no por la muerte, es indudable que no es lo mismo, son dos modelos: uno solidario otro individualista, que son expresiones culturales contrapuestas del movimiento nacional y popular y del neoliberalismo.
Por último pensemos que la democracia está en crisis en el mundo, por éste tipo de comportamientos, que lejos de afianzar virtudes las destruye, en el posibilismo absurdo de sacrificar vidas por una elección, de poner en riesgo al país, con un pueblo afligido y denigrado a diario por la vocinglería mediática colonialista y cipaya, aliada y cómplice de los gestores de la sumisión y claudicación nacional.
Liberación o dependencia, Patria o Colonia siguen vigentes en los desafíos estratégicos del pueblo argentino por la construcción de un destino común de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política en la Patria Matria Grande.
JORGE RACHID
PRIMERO LA PATRIA
www,lapatriaestaprimero.org
CABA, 14 de mayo de 2021