Los baches ya son parte de la rutina de los automovilistas capitalinos. Saber dónde están, buscar desviarlos, o evitarlos, ver cómo crecen y si «agarras uno» tratar, de que no te cambie el humor.
Un tremendo bache casi ocupa toda la calzada entre calle Lerma y Avenida San Martín. No hay manera de desviarlo, manifiesta un conductor cansado de toparse con estos «crateres». Pese al trabajo que se realiza desde el municipio, para tapar estos crecientes agujeros que, literalmente destruye vehículos, no da abasto.