“Briana era una niña sana, tenía todas las vacunas”, aseguró su tío, Mirco Neuenschwander de la comunidad wichi La Loma.

No hay explicaciones para la muerte de una niña cuya madre buscó con premura atención médica pero la mal llamada burocracia y la falta de control en los turnos desencadenó en la muerte de la menor en plena sala de espera.

Ocurrió en Salta, una provincia que en pleno siglo XXI no logra superar la dramática problemática de la muerte de niños de comunidades originarias.

Briana tenía 6 años y era integrante de la Mision wichi La Loma. Familiares manifestaron a medios nacionales que la menor  ya había asistido a la guardia días antes y le dijeron que saque turno para otro día.

En ese tiempo su salud fue desmejorado. Cuando asistió para ser atendida su turno se demoró y se descompensó en la sala de espera. Ya era tarde para salvarla.

“Su certificado de defunción dice que falleció por una posible meningitis. A los pocos días empezaron a decir que había muerto de neumonía. Pero nunca le hicieron una placa”, explicó su tío.

«Es mentira que nos negamos a una autopsia. Cuando la solicitamos nos dijeron que no había forense», aseguró.

Medios locales indican una total irregularidad en los turnos por el negocio de los «coleros», que por $1500 consiguen turnos en el hospital para venderlos.

 

Tras la trágica muerte y la posible denuncia penal por parte de la familia de Briana, desde el hospital emitieron un comunicado afirmando la venta ilegal de turnos y el anunciaron una nueva modalidad de atención.

 

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