Foto ilustrativa.

Fue el pretexto para golpearla salvajemente. El acusado fue condenado a dos años de prisión condicional por violencia de género y privación ilegítima de la libertad.

 

La jueza María Cecilia Flores Toranzos, vocal de la Sala IV del Tribunal de Juicio, lo encontró autor material y penalmente responsable de los delitos de lesiones leves agravadas por la relación de pareja previa y por mediar violencia de género, en concurso real con privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia y por ser en perjuicio de una persona a la que le debe respeto particular.

Para conservar la prisión en suspenso, durante dos años, el imputado deberá fijar residencia y comunicar cualquier cambio de domicilio sometiéndose al cuidado del Programa de inserción social y supervisión de presos y liberados de Salta; realizar tratamiento psicológico por el tiempo que el profesional determine y presentar cada tres meses las constancias de su realización; abstenerse del consumo de estupefacientes y del abuso de bebidas alcohólicas; prohibición de acercamiento a la denunciante, a su domicilio y lugares donde ella realice sus actividades habituales a una distancia de 200 metros; prohibición de mantener contacto por cualquier medio con la damnificada (teléfono, whatsapp, facebook, redes sociales y medios similares); prohibición de cometer nuevo delito.

La jueza comunicó al Sistema Único de Monitoreo de Agresores (SUMA) para que continúe la vigilancia electrónica impuesta en la causa respecto de la víctima y el acusado por el término de la condena (dos años). Ordenó que se eleven informes de novedades al tribunal.

Finalmente, dispuso que el condenado sea examinado por un profesional del Servicio Médico del Poder Judicial y que se le extraigan muestras de ADN para su posterior incorporación en el Banco de Datos Genéticos provincial.

La damnificada, expareja del acusado, dijo que mantuvo una relación de siete meses. Convivían en el domicilio de ella. Sobre uno de los hechos denunciados, relató que él se encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas desde temprano y, cuando ella le dijo que iba a comprar pan, él insistió en acompañarla. Fueron caminando hasta el negocio y, en el trayecto, comenzó a insultarla acusándola de  andar mirando policías y de ponerse calza para mostrar la cola.

Al regresar a la casa, ella tomó su celular y él le achacó estar mandándoles mensajes a otros hombres. “Sos una trola, yo vi cómo mirabas a los canas”, le dijo y la empujó provocando que se lesionara al caer al suelo. Allí la tomó del cuello y la soltó cuando ella comenzó a llorar. Luego la mantuvo encerrada durante cuarenta minutos y, cuando ella se asomó a una ventana, la sujetó fuertemente del brazo, lesionándola.

La denunciante gritó pidiendo ayuda y su hermano, que vivía en otra pieza, acudió en su ayuda. La cuñada de la damnificada llamó al Sistema de Emergencia 911.

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