Así lo reveló Mariana Retamozo, docente de San Antonio de los Cobres, provincia de Salta.
La realidad de la educación en Salta ya no se puede ocultar; «las aulas están destruidas. En pandemia tuvimos que usar una de los dormitorios para mantener el protocolo. Y el protocolo anunciado fue más para capital que para el interior», así comenzó relatando la seño Mariana por Aries.
«Elementos de bioseguridad no tenemos, la supervisora dijo que nos demos vuelta con un pan de jabon», reveló la docente.
Mariana es una docente que ejerce en el interior olvidado de Salta, San Antonio de los Cobres, ese lugar árido con un cielo azul profundo y una profunda pobreza. Ahi también viven salteños que merecen una buena educación pero el gobierno hace caso omiso a los reclamos.
«El Ministerio presupuesta por niño $50 pesos y por niño albergado $100. A veces le damos sopa. Si le damos una naranja le damos la mitad, o una manzana igual. Es una vergüenza.Es un presupuesto miserable. Lo que falta lo solventamos con donaciones de centros de jubilados y las mineras», reclamó la docente.